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A la vista de una presunta “original” y “emprendedora” propuesta formativa a presentar en una convocatoria, cuando un compañero empezó a escarbar tímidamente, nos encontramos con una burda y ordinaria acción de “copia y pega” de otro proyecto anterior. Digo inculta y chabacana, dado que ni siquiera han tenido el tacto, o la deferencia hacia su importante cliente, de leerse la normativa actual, porque si lo hubiera hecho cualquier hijo de buen vecino, tendría los dos dedos de luces que hay que tener, para adaptar lo copiado a la situación actual.
Ni eso. Sentí vergüenza ajena, primero, tristeza, después, y el sentimiento de que estaban ninguneando al ente promotor, finalmente. Si no fuera por las respetables personas a las que mi corazón debe pleitesía profesional, hoy estaría a años luz de esas presuntas, temerarias y perversas chapuzas, donde se pone en juego el colectivo empresarial, los colaboradores internos y externos, la imagen, el presupuesto anual, la dignidad y el abolengo de una histórica institución. Fuente de la imagen: mvc archivo propio.
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[1] Velasco Carretero, Manuel. Copia y Pega. Sitiod e Manuel. 2003. Visitado el 07/10/2010.