Pérdida de garantías legales y derechos de los consumidores

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Según los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística de España (INE), la economía española creció un 0,4% en el tercer trimestre de 2019, a pesar de la interinidad del Gobierno y estar "en modo piloto automático" (Presupuestos Generales del exministro Montoro, prorrogados), lo que posiciona un crecimiento superior de mi país al de la zona euro. La renta nacional bruta y la renta nacional disponible bruta crecen un 3,4% respecto al año anterior y la tasa de ahorro de los hogares se sitúa en el 6,4%. Pero lo que en este primer día del nuevo año que acaba de comenzar me gustaría traer a colación es la campaña contra la compra de productos falsificados puesta en marcha por el Centro Europeo del Consumidor en España (CEC-España) en colaboración con el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social (MSCyBS), con la finalidad de sensibilizar a los consumidores sobre los múltiples perjuicios que produce la compra de productos falsos y para que pongan especial atención cuando realicen sus compras, aprendiendo a distinguir las imitaciones o copias. 

Tanto el CEC como el MSCyBS pretenden poner de manifiesto que la adquisición de productos falsificados no solo contribuye al desarrollo de una economía fraudulenta que vulnera los derechos de Propiedad Industrial y los derechos de la Competencia, sino que, además, provoca la pérdida de las garantías legales y los derechos que asisten a los consumidores como, por ejemplo, a la restitución del bien en caso de falta de conformidad. Al mismo tiempo y debido a que, por lo general, los productos falsificados no cumplen con la normativa de seguridad, suelen presentar una calidad inferior y representar un serio peligro para la salud. En términos económicos, en base a los datos publicados en el Informe de situación 2019 de la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO), España sufre unas pérdidas anuales debidas a las falsificaciones y piratería de 6.700 millones de euros, lo que supone el 10,6% de las ventas en los once sectores clave de la economía y 146 euros anuales a cada ciudadano español. 

Según el CEC, el foco de la campaña se ha puesto en las compras online, ofreciendo recomendaciones que intentarán ayudar a identificar los productos falsificados en internet, como comprobar la identidad del vendedor: el nombre de la tienda, su domicilio social así como sus datos de contacto (dirección, correo electrónico o teléfono y fax) normalmente publicados dentro del "Aviso Legal" y en las "Condiciones Generales" de la web; las empresas cuyas páginas web terminen en ".be", "es", ".fr" o cualquier otra extensión de un país europeo no necesariamente tienen porqué estar ubicadas en la Unión Europea; buscar opiniones de otros usuarios; las que son excesivamente positivas o demasiado vagas pueden ser de la propia tienda online lo que constituiría una práctica ilegal; investigar si la tienda tiene sellos de confianza en cuyo caso, comprobar en la página web de la empresa que lo otorga que la tienda en la que vamos a comprar dispone realmente de dicho sello. 

Otras sugerencias son la evaluación del diseño de la web; las páginas web con errores ortográficos o gramaticales, imágenes de mala calidad, o cuyo diseño no parecen muy profesionales pueden contener productos falsificados; localización los derechos del consumidor; la web debe contener información clara y suficiente sobre los derechos que asisten a los ciudadanos en materia de consumo tales como el derecho a desistir durante los primeros 14 días sin necesidad de justificar el motivo o el plazo de la garantía legal mínima; comprobación que puede visualizarse el producto.; la tienda online debe mostrar con calidad suficiente la imagen del producto en su totalidad con el fin de poder observar sus características; comparación del precio total (impuestos incluidos) en distintas páginas web, así como los posibles gastos adicionales como los de envío, de embalaje especial o derechos de aduana; un precio excesivamente bajo es motivo de sospecha. 

Finalmente, verificar que la web es un canal de venta autorizado; cotejar en la página web de la marca oficial que la tienda online donde se va a realizar la compra es un canal de venta autorizado; asegurarse de que el medio de pago es seguro; verificar que la URL de la web empiece con https, pagar preferentemente con una tarjeta de crédito y evitar las transferencias directas de dinero y valorar el coste/beneficio de los productos reacondicionados; la garantía y la calidad de estos productos suelen ser distintas a las de los productos nuevos. Fuente de la información: INE, CEC-España, EUIPO y MSCyBS. Fuente de la imagen: mvc archivo propio.